El Cantar Breve de Sigurd- Edda Mayor

EL CANTAR BREVE DE SíGURD

(Sígurdarkvída in skamma)

1 Donde Giuki un día Sígurd llegó,
el joven volsungo, después del combate;
juramento tomó de los dos hermanos,
los intrépidos hombres su pacto hicieron.

2 Le entregaron la niña y tesoros muchos,
a la joven Gudrun, la hija de Giuki;
día tras día bebieron y holgaron
el joven Sígurd y los hijos de Giuki.

3 Mas a Brýnhild luego a pedirla fueron:
a caballo con ellos Sígurd partió,
el joven volsungo que bien combatía.
¡ Suya la hiciera si él lo pudiese!

4 Colocó entre los dos el guerrero sureño
su espada desnuda, la pintada de runas;
hermosa a la niña él no besó,
no la abrazó el príncipe huno;
muchacha la dio a los hijos de Giuki.


5 En toda su vida que ella vivió
ni torpeza ni falta ella sabía
ni tacha que fuera o que así pareciese.
¡Nornas crueles allá intervinieron!

6 Sola una noche que fuera estaba
de clara manera entonces lo dijo:
«¡A Sígurd muchacho mío en mis brazos
téngalo yo, o muerto que sea!

7 Palabras me dije que ya me arrepiento:
es Gudrun su esposa, de Gúnnar soy yo.
¡Nos dan la añoranza perversas nornas! »

8 Noche tras noche afuera se sale,
a los fríos glaciares, de angustia llena
cuando Sígurd y Gudrun se van a su lecho
y él bajo el lino a su esposa arropa,
el príncipe huno, y con ella retoza.

9«Ni el gozo ni el hombre los tengo yo.
¡Pensamientos crueles son mi alegría!»

10 Quiso con saña que muerte hubiese:
«Quedas tú, Gúnnar, del todo falto
de las tierras que tengo y de mí también.
¡Para siempre, señor, rompo contigo!

11 A casa de nuevo yo partiré,
volveré con los míos, cercana mi gente;
dormiré yo allí hasta el fin de mi vida,
si no es que a Sígurd muerte le das
y rey el primero entre todos quedas.

12 ¡Haz que a su padre el hijo lo siga!
¡A grande no llegue la cría del lobo!
Muerte de hombre más fácilmente
se ajusta luego si el hijo no vive.»

13 Triste y dolido Gúnnar quedó,
pasó cabizbajo todo aquel día;
no claramente alcanzaba a ver
cómo él haría que más le valiese,
cómo él haría que fuese mejor,
pues sabía de cierto que muerto el volsungo
mucho por Sígurd él penaría.


14 Toda dudosa su mente estaba:
¡No era de antiguo costumbre allí
que esposa ninguna el reino dejara!
A secreta conversa a Hogni llamó,
que mucho y en todo en él confiaba:

15 «En más que a ninguna a Brynhild tengo,
la hija de Budli, mujer la mejor;
antes prefiero entregar mi vida
que perder los tesoros que tiene mi esposa.

16 ¿ Quieres que al rey traicionemos por oro?
¡Bueno de haber el metal del Rin !
¡contento daría tener las riquezas!
¡gustoso sería poderlas gozar! »

17 Así la respuesta Hogni le dio:
«Mal en nosotros eso estaría,
romper con la espada los pactos jurados,
los pactos jurados, solemnes tratos.

18 Tan felices hombres no sé en el mundo
en tanto los cuatro el pueblo mandemos
y el huno esté vivo ,el Bálder de guerra ,
ni tan alta alianza, en el mundo habrá
si cinco nosotros hijos criamos
y más la familia grande la hacemos.

19 De dónde esto viene lo sé yo bien:
¡Iras terribles son las de Brynhild! »
Gúnnar dijo:

20 «Hagamos que Góttorm muerte le dé,
nuestro hermano menor, el poco sabido,
que él no los hizo los pactos jurados,
los pactos jurados, solemnes tratos.»

21 Fácil fue instigar al osado:
la espada a Sígurd le entró al corazón.

22 Supo en la sala vengarse el fiero,
su golpe al osado él devolvió:
de la Gram, poderoso, el hierro brillante
a Góttorm voló de la mano del rey.

23 Cayó su enemigo partido en dos:
la cabeza y los brazos de lado cayeron,
en el sitio quedó la parte con piernas.

24 Acostada en el lecho al lado de Sígurd,
libre de penas, Gudrun dormía;
mas falta de gusto allá despertó
del amigo de Frey en la sangre bañada.

25 Tan muy fuertemente en sus manos se daba
que el hombre valiente en la cama se alzó:
«No llores, oh Gudrun, con tanta amargura,
mi esposa muchacha, que hermanos te quedan.

26 Téngolo yo muy joven mi hijo,
mal romperá de enemigos el cerco.
i Su ruina y vergüenza ellos se ganan
dándose ahora a designios nuevos!

27 Aunque siete concibas, no así lo tendrán
hijo de hermana que al ting cabalgue.
De dónde esto viene lo sé yo bien:
males son todos que Brýnhild causa.

28 Me amaba ella a mí como a hombre ninguno,
mas nunca a Gúnnar yo lo injurié:
respeté nuestro trato, los pactos jurados,
que de mí y su esposa jamás se dijese.»

29 La mujer se traspuso y el rey murió;
tan muy fuertemente en sus manos se daba
que allá en un rincón resonaron las copas
y entonces las ocas graznaron fuera.

30 Brynhild rió, la hija de Budli,
aquella vez sola, con todas sus fuerzas
cuando ella en su lecho pudo escuchar
de la hija de Giuki el horrísono llanto.

31 Gúnnar habló, señor de vasallos: .
«No ríes tú, malvada mujer,
sobre el piso gozosa, por bien que esperas.
¿ Por qué se te va tu blanca color,
oh causante de males? ¡Muerte te marca!

32 Mujer eres tú la que más merecía
que delante de ti a Atlí matáramos,
que en sangre bañado a tu hermano lo vieses
y que tú sus heridas vendar debieras.»

Brýnhild dijo:

33 « ¡Oh Gúnnar sin tacha, que bien peleaste !
Poco tu rabia a Atli lo inquieta:
después que vosotros él morirá y siempre él será el mayor en fuerza.

34 Te diré yo, Gúnnar, - ¡lo sabes tú bien!-
que pronto al engaño estuvisteis prestos:
muy niña yo era y muy libre estaba
allá con mi hermano rica viviendo.

35 Hombre no quise que a mí me tuviese
antes que a casa, giukungos, me fuisteis,
los tres a caballo señores del pueblo.
¡Ojalá aquel viaje jamás se hiciera!


36 Mas esto tan sólo Atli me dijo,
que no partiría riquezas conmigo,
ni el oro o las tierras, si no me casaba,
ni cosa ninguna de aquella mi herencia
que muy de muchacha dioseme mía
y muy de muchacha me fue asignada.

37 Dudosa en mi mente entonces quedé,
si en guerra me entrara a matar a los hombres,
con cota y feroz, contrariando a mi hermano.
¡Ello entre gentes famoso fuera!
¡perdición de guerreros, de muchos, sería!

38 Arreglo buscamos y acuerdo hicimos:
tuve yo a bien recibir los tesoros,
las rojas anillas, del hijo de Sígmund.
¡ De ningún otro hombre aceptáralas yo!


39 Prometíme entonces a aquel de vosotros
que a lomos de Grani su oro tenía;
no eran sus ojos igual que los vuestros
ni en nada era él semejante a vosotros,
bien que se os llame señores del pueblo.

40 A uno yo amaba, que a varios no.
¡Constante es el pecho en la Skógul ornada!
¡Bien conocido de Atli será
cuando sepa cumplida mi marcha a la muerte!

41 Pero nunca jamás mujer casquivana
quiera vivir con esposo de otra.
¡ Mi venganza será por las penas mías! »


42 Gúnnar se alzó, señor de vasallos,
los brazos al cuello le echó a su esposa;
todos le fueron, uno tras otro,
rogándole mucho que eso no hiciera.


43 A todos del cuello quitóselos ella
y no desistió de la larga jornada.

44 A secreta conversa a Hogni llamó:
«En la sala los quiero a los hombres todos,
tuyos o míos, que fuerza es ello:
a mi esposa impidamos que marche a la muerte
antes del día, el fatal, que le llegue.
¡Dejémoslo ser cuando fuerza sea! »

45 Así la respuesta Hogni le dio:
« ¡Nadie le impida la larga jornada!
¡Jamás renacida al mundo regrese!
Mala en sus piernas parióla su madre
y toda perversa ella nació,
la que a muchos señores llenó de amarguras.»

46 Abatido se fue 21 la conversa acabada;
repartiendo sus joyas la reina estaba .


47 Mirábalas ella sus cosas todas,
sus muertas esclavas y siervas de casa;
de oro su cota sin gozo se puso
y entera después se clavó su espada.


48 Allá en los cojines de lado cayó;
malherida del hierro su intento dijo:

49 «Acérquense ahora mujeres aquí,
las que quieran de mí recibir riquezas;
de oro un collar daré a cada una,
colcha y tapiz y brillantes telas.»

50 Todas callaron cuando esto dijo,
todas después a la vez respondieron:
«¡Ya basta de muertes! ¡Vivir queremos!
¡Tenemos las siervas que hacer las honras!»

51 La de lino vestida, la joven en años,
así pensativa palabras dijo:
« ¡No obligaré a morir conmigo
a nadie sin gusto y que poco quiera!

52 Mas el día vendrá en que joya ninguna
arderá a vuestros pies, cuando hagáis la jornada
y, sin bienes de Menia, os reunáis conmigo.

53 Siéntate, Gúnnar, que he de decirte
que agota su vida tu blanca esposa;
pero no todo el barco tendréis hundido
tan luego que yo sin aliento quede.

54 Te ajustarás con Gudrun antes que piensas;
con el rey 29 vivirá la sabia mujer,
que triste recuerda a su esposo muerto.

55 Tendrá allí a su hija -su madre la cría-;
más será clara que el fúlgido día
-Svánhild la llaman- o el rayo del sol.

56 Casarás a Gudrun con rey poderoso,
flecha heridora de muchos guerreros;
se dará de mal grado la bien que casó;
Atli será quien de esposa la tenga,
el nacido de Budli y conmigo hermano.


57 De mucho me acuerdo, del trato que tuve,
cómo me heristeis haciéndome engaño.
¡ Robada de gozo mi vida viví!

58 A Oddrun tú pedirás de esposa,
mas a ti no querrá entregártela Atli:
lecho secreto habréis de buscaras;
te amará ella a ti como amárate yo
de habérsenos dado feliz ventura.

59 Cruel sufrirás el suplicio de Atli
echado a las sierpes en nido apretado.

60 Pero ha de ocurrir sin mucho que tarde
que Atli también el aliento entregue,
que pierda fortuna y sus hijos pierda;
llenará de su sangre Gudrun su cama,
sañuda su mente, con filo de espada.

61 ¡Muerta mejor hubiera seguido
Gudrun, tu hermana, a su esposo primero,
si sabios consejos le hubiesen dado
o arrestos tuviera igual que los nuestros!

62 Despacio ya digo, mas ella su vida
no ha de acabada en esta querella:
llevada será por las altas olas
a las tierras y predios que Jónak tiene.

63 (Hijos tendrá, herederos de casa,
herederos de casa) nacidos de Jónak;
lejos a Svánhild habrá de enviar,
la hija que ella tuvo con Sígurd.

64 El consejo de Bikki será su desgracia,
que siempre maldad Jormunrekk procura;
la estirpe de Sígurd se extingue entonces.
¡Pero más tiene Gudrun cosas que llore!

65 Un ruego te hago, uno tan sólo,
el ruego en el mundo que último haré:
tan ancha una pira construye en el llano
que en ella dispuestos holgados estemos
los muertos todos que vamos con Sígurd.

66 Adornen la pira tapices y escudos,
paños del sur los bien pintados.
¡ A mi lado en el fuego consúmase el huno!

67 Al lado del huno ardan con él
mis siervos de casa adornados de joyas,
dos en cabeza, (dos a sus pies,
los perros del héroe) Y dos halcones.
¡Todo bien hecho entonces será!

68 También entre ambos póngase ahora
el hierro anillado, la espada afilada,
igual que quedó cuando juntos al lecho
marchamos un día en nombre de esposos.

69 ¡No con las puertas daránle a él,
las de anillas ornadas, golpe en talón
con tanta mi gente que irá en su jornada!
¡No pobremente de aquí partiremos!

70 Cinco las siervas a él lo acompañan,
ocho los siervos, nobles nacidos,
mi ama de cría, mis bienes paternos
que Budli me dio, herencia a su hija.

71 Mucho yo dije, y dijera yo más
si tiempo bastante el destino me diese;
la voz se me acaba, mis heridas me matan.
¡Verdad hablé yo! ¡ Ahora ya muero!»

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